Córdoba.
Los precios mayoristas subieron más del 47% en lo que va del año pero los distribuidores minoristas trasladaron alrededor del 31,2% al consumidor para evitar el derrumbe de la demanda. La situación tiende a empeorar en los próximos meses.
- En el primer semestre, el consumo creció 1%, pero se prevé que la caída alcanzará el 3,1% en el último trimestre del año.
- Con ventas tan bajas, las empresas no pueden trasladar toda la inflación mayorista a los precios.
La caída de la demanda no se frena y el consumo terminará el año a la baja, por lo que las empresas están conteniendo unos puntos de inflación que irán trasladando de a poco a las góndolas para evitar que sus ventas se desplomen.
Es una encrucijada dramática porque mientras a las empresas se les disparan los costos no salariales, a los trabajadores se les desmorona el poder adquisitivo con paritarias que van del 13 al 25 por ciento para este año, cuando la inflación proyectada a diciembre es de 32 por ciento.
Y con un mercado interno en retroceso las compañías tienen que dosificar los ajustes de los precios de sus productos.
En el seno del Gobierno, señalaron a La Voz que el “inevitable” alza a cuentagotas comenzó en julio y durará hasta marzo.
Esta situación hace prever que la administración de Mauricio Macri terminará este mandato con la inflación sobrevolando los 20 puntos. Aunque aún resta por ver cuán profunda y duradera será la recesión, dado que eso puede incidir en un mayor enfriamiento de la demanda.
Un análisis elaborado por Kantar Worldpanel y Ecolatina indica que el consumo masivo caerá 1,2 por ciento interanual en 2018, y recién podría recuperarse en el segundo trimestre de 2019.
Según ese trabajo, el consumo masivo cerró con un crecimiento inferior al 1 por ciento anual en el primer semestre, pero para el tercer y cuarto trimestre se proyectan caídas de 2,7 y 3,1, respectivamente.
Devaluación
La inflación viene alta, sí, pero aún no se ha visto todo el traspaso a precios de la suba del dólar, que es del 8,6 por ciento en lo que va de agosto, 60,8 por ciento en 2018 y 77 puntos porcentuales en los últimos 12 meses.
Esta suba del tipo de cambio afecta al valor de los combustibles, la energía eléctrica, el gas, los autos y los inmuebles, y aquellos productos que poseen componentes importados o que son comprados en el exterior para consumo directo.
Si bien hubo recalentamiento inflacionario en los últimos tres meses, existe un colchón de ajustes que aún no decantó completamente. Se irá haciendo de a poco, mes a mes, y en paralelo erosionará los salarios.
Federico Filipponi, director comercial de Kantar, opinó que la proyección del año para el consumo se ve afectada principalmente por la caída del salario en términos reales, y su fuerte impacto en la base de la pirámide socioeconómica. Uno de los rubros que más está aumentando es el de alimentos y bebidas.
¿Dónde está entonces esa inflación reprimida? Gran parte está en las empresas productoras y distribuidoras, a las que los costos se les dispararon por la suba de tarifas, combustibles e insumos importados. Pero si trasladasen todo de golpe, se paralizaría gran parte de la economía.
El nivel general del índice de precios internos al por mayor (Ipim) registró una suba del 36,5 por ciento en lo que va del año y del 47,1 por ciento en los últimos 12 meses, hasta julio, reveló el Indec. En el mismo período, los precios minoristas escalaron 19,6 y 31,2 por ciento, respectivamente.
Gran parte de esa diferencia entre el 31,2 anual del Índice de Precios al Consumidor y el 47,1 por ciento del Ipim es lo que está siendo sostenido por las empresas y productores y se irá transfiriendo a la góndola al menos hasta marzo.
Mayoristas, por delante
Habitualmente, los precios mayoristas siempre van por delante con los aumentos porque la canasta que los conforma tienen mayores componentes atados al tipo de cambio. Pero esta vez, la brecha se amplificó.
El Ipim mide la evolución promedio de los precios de los productos nacionales e importados ofrecidos en el mercado interno. Se incluyen el IVA, los impuestos internos y los impuestos a los combustibles netos de los subsidios.
Amilcar Collante, economista, explicó que hay diferencias entre el Ipim y el IPC, dado que el primero tiene bienes transables que están muy vinculados al dólar –como por ejemplo maquinaria y equipos–, y el segundo tiene precios de productos y servicios más básicos.
“No son canastas comparables de manera directa. La dinámica es bastante elocuente porque muestra como los precios mayoristas van absorbiendo las subas, pero no significa que el IPC alcanzará sí o sí el ajuste del 47 por ciento del Ipim”, aclaró el economista.
¿Se puede pensar que las empresas están reprimiendo gran parte de las subas para que no se les desplome las ventas?, consultó La Voz. “Sí, en parte. Las empresas hoy tienen inflación de costos y recesión. Hay una demanda que está cayendo que limita los ajustes de precios y deben limitar las subas para que no se les desplome la demanda”.
Otros factores por observar. El índice de precios internos básicos al por mayor (Ipib) tiene igual cobertura que el Ipim, pero los precios no incluyen el efecto impositivo. En julio, subió 49,9 por ciento anual. Y el índice de precios básicos del productor (IPP) que mide la variación promedio de los precios percibidos por el productor local excluyendo los bienes importados, se disparó 50,2 por ciento hasta julio.
La economía tomó un rumbo incierto
El dólar impacta más rápido en los precios mayoristas.
47,1%. En lo que va de 2018, el índice de precios internos mayoristas (Ipim) trepó 36,5% y, en los últimos 12 meses (hasta julio) subió 47,1 por ciento. No se ha trasladado todo a las góndolas.
31,2%. La inflación minorista interanual está en 31,2 por ciento, según el Indec. Los analistas dicen que seguirá subiendo, pero no alcanzará al 47,1 Ipim porque si se traslada todo a precios caerá aún más el consumo.
Fuente: La Voz del Interior