Córdoba
Hace 20 años, en el anochecer del 31 de agosto de 1999, a pocos metros del aeroparque Jorge Newbery -en el complejo Punta Carrasco- se vivieron escenas de horror. Fuego, humo negro, pedazos de metal y butacas por el piso.
La gente gritaba y los bomberos y ambulancias intentaban rescates y consolar a las víctimas. Fue cuando se estrelló el avión de la ya desaparecida Líneas Aéreas Privadas Argentinas (LAPA) y murieron 65 personas (dos cuando la aeronave atravesó la avenida).
En el vuelo iban 100 personas, la mayoría de ellos cordobeses. Por la tragedia nadie fue preso. La Corte Suprema de Justicia, en 2014, determinó que la causa prescribió.
Sentada en el asiento 14 D, al lado del ala del Boeing 737, Marite Hereñú escribía un informe sobre el encuentro del que había participado en Buenos Aires como representante de la Dirección de Microemprendimientos de Córdoba. Sintió que, después de carretear, el avión volvió a tocar tierra. Miró hacia afuera y salían llamas de la turbina.
“Era impresionante; pensé que moriría encerrada. Soy católica, me puse a rezar, a ordenar mis cuentas porque era hora de partir. Los dos muchachos que estaban a mi lado se tiraron por un hueco que se había abierto e hice lo mismo” comentó.
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