Cine
Las calabazas luminosas de Noche de brujas nunca volvieron a ser las mismas desde Halloween(1978), clásico de John Carpenter que instaló en ese plazo festivo el subgénero slasher (el asedio incansable de una criatura con cuchillo), después licuado por Hollywood a fuerza de torpes estocadas. La franquicia contó con nueve secuelas –algunas con reincidencia de la actriz Jamie Lee Curtis, las últimas dos dirigidas por Rob Zombie- que exprimieron la estela inicial, hasta que el número redondo de las cuatro décadas y el entusiasmo de Carpenter por aggiornar su invención motivaron otra andanza lentamente mortífera del enmascarado Michael Myers: el resultado es Halloween, dirigida por David Gordon Green y fenómeno de terror del año.
Carpenter es coproductor, consultor y compositor de un filme que vuelve a ostentar a la consagrada Curtis como cabeza de cartel en la piel de una sexagenaria Laurie Strode -a quien escoltan las actrices Judy Greer y Andi Matichak como hija y nieta del personaje- y que aun luce un cameo de Nick Castle, intérprete del asesino original, esta vez encarnado por Jim Courtney.
La historia se sitúa exactamente 40 años después de los sucesos macabros en Haddonfield, dando por tierra con lo acontecido en las secuelas: Myers –que ya no es hermano de Strode- había sido capturado tras su ataque sanguinario y ahora está por ser liberado. La protagonista se ha pasado los años obsesionada por ese retorno, deambulando por las cercanías de la institución mental y llamando a los policías para asegurarse que el monstruo sigue encerrado. Su hija Karen (Greer) es la principal afectada por el trauma, habiendo sido paranoicamente entrenada en el uso de armas, mientras que la joven Allyson (Matichak) recuerda a la inocente y vital Strode de la primera entrega, enfocada en el estudio, su trabajo de niñera, los hombres y las salidas. Matichak, como Lee Curtis entonces, hace su primer trabajo en cine.
“Andi y yo interpretamos a una abuela y a una nieta en la misma película 40 años después, pero ninguna de las dos empezamos siendo actrices. Ambas caímos en esto de manera accidental”, dice Curtis, que junto a Carpenter, Castle y el diseñador de producción Tommy Wallace integran el histórico remanente de 1978. Los últimos tres habían estudiado juntos cine cuando se aliaron con Debra Hill –productora y coguionista de Halloween, expareja de Carpenter fallecida en 2005- para rodar de modo casi amateur y en menos de 20 días un filme radicalmente pionero y de efecto megapopular: de un presupuesto de 300 mil dólares llegó a recaudar 70 millones en el mundo, a la vez que instauró la petrificada máscara blanca de Myers (intervenida a partir de la usada por el capitán Kirk en Strar Trek) y la sucesión de muertes jóvenes por mano propia como un estandarte que retomaron sagas como Martes 13 (a la vez impulsado por el Norman Bates que en Psicosis acecha a la aterrada secretaria compuesta por Janet Leigh, madre de Jamie Lee Curtis).