La frase responde a la licenciada en psicoanálisis, Claudia Lijtintens, quien explicó que las mascotas, particularmente los perros, ayudan a las personas a desarrollar vínculos saludables. “Es inevitable que los perros se humanicen”, dijo y recalcó que los animales ayudan terapeuticamente, particularmente a niños, y colaboran a desarrollar el sentido de la responsabilidad.
AUDIO: Lic. Claudia Lijtintens.
La presencia de una mascota en la vida familiar produce diferentes efectos, primando los beneficios en el vínculo entre seres humanos y animales domésticos, particularmente los perros.
En este sentido, el animal funciona como un integrante más de la familia, en la medida en la que el vínculo entre ese núcleo y la mascota se dé en esos términos y con la responsabilidad del cuidado del animal, es decir, una mascota que recibe atención, afecto, estímulos y no que sólo está para cuidar a los niños o el patio.
La profesional explicó que las mascotas cubren y producen vínculos afectivos, particularmente los perros, los cuales se somatizan más en la familia, pero que no deben ser incorporados cual objeto para suplir una falsa necesidad de consumo de los niños, como si una mascota fuera un juguete: “No tienen que ser un objeto más”, insistió.
“- La mascota- es parte integrante de la familia, toma un lugar, un valor, un afecto muy particular (…) pero hay que responsabilizar a cada uno de los integrantes de la familia”, expresó.
En tanto, expresó que las mascotas ayudan a desarrollar hábitos de responsabilidad, pero también cubren fuertes soledades, aunque este último caso depende de cada persona y su relación con la mascota.
“No todos están en condiciones de cuidar a una mascota o a otra persona”, concluyó.