País.
De los innumerables escándalos de corrupción de los últimos años, el que estalló ayer es el de mayor impacto institucional y político. Los bolsos que el noctámbulo José López revoleó tras el muro de un convento; las bóvedas deLázaro Báez ; el éxito de Cristóbal López en el negocio de la evasión fiscal, o, vista a la distancia, la miserable valija de Guido Antonini Wilson causaron grandes cimbronazos. Pero tenían dos peculiaridades por las que, mediante una manipulación eficaz, sus efectos podrían moderarse. Los involucrados eran pocos y estaban engranados en el aparato de poder a través del cual se corrompían.
La bomba que hicieron explotar los obsesivos cuadernos del chofer Oscar Centeno es muchísimo más agresiva. En la redada, que, a raíz de una investigación de LA NACION, dispusieron el juez Claudio Bonadio y el fiscal Carlos Stornelli ayer por la madrugada,cayeron numerosos empresarios que, a pesar de ser contratistas consuetudinarios del Estado, no están integrados a una urdimbre de lealtades políticas. Imposible controlarlos. Imposible coordinarlos.
El origen de esta investigación está en una causa en la que se investigan supuestos sobreprecios en la compra de Gas Natural Licuado, que está a cargo de Bonadío y de Stornelli, y en la que estuvieron detenidos tanto De Vido (que sigue preso por otros temas) y Baratta, situación que revirtió la Cámara Federal. En el contexto de un incidente en el que se discutía el embargo a Baratta, apareció un día la ex pareja del chofer, Hilda María Horovitz, y quiso dar testimonio de que Centeno durante años, ya desde la presidencia de Néstor Kirchner, trasladaba a los funcionarios y llevaba bolsos con millones para supuestos sobornos. También dijo, entre otras cosas, que en la casa de los padres de Baratta había una bóveda. Durante el verano pasado hubo allanamientos en las viviendas de Centeno y de la familia Baratta. En este último caso, levantaron hasta los pisos para buscar dinero o rastros de algún delito relacionado con sobornos, pero no encontraron nada. Simultáneamente, Centeno denunció a la mujer por extorsión y entregó en la justicia de instrucción supuestos mensajes donde ella de pedía dinero a cambio de silencio y lo amenazaba con –de lo contrario– ventilar hechos que lo comprometerían. “Lo que no entendemos aún es cómo se generó una causa nueva a partir de esa declaración. Cuando se hace una denuncia no se puede elegir el juzgado que más convenga, el famoso fórum shopping”, advirtió Alfredo Huber, uno de los abogados de Baratta. En Comodoro Py, nadie logra entender el mecanismo, ya que lo habitual es que cuando aparecen hechos nuevos el juzgado que interviene mande a sortear un nuevo juez.
Los sorprendentes cuadernos aparecieron con posterioridad. Le llegaron a un periodista del diario La Nación, que los aportó en abril último a la causa junto con cotejos de información que hizo por su cuenta. Están escritos a mano, con letra legible, sin faltas de ortografía y un uso notablemente riguroso de los signos de puntuación. Tiene un aire a diario íntimo donde se relatan con lujo de detalle todos los traslados que realizaba como chofer de Baratta en un Toyota Corolla. Según esos escritos, que abarcan 10 años (2005-2015), habría más de 30 lugares por los que se recogieron bolsos con dinero vinculado a las empresas concesionarias de obras públicas. Las anotaciones aluden a distintos períodos, uno de los cuales tiene como figuras centrales a dos personas fallecidas: Néstor Kirchner y su secretario Daniel Muñoz. A este último, según los escritos, le entregaban plata en la casa de los Kirchner en la calle Juncal, pero también haba de entregas en la quinta de Olivos. Hubo un período entre octubre de 2010, cuando muere Kirchner, y 2013, en que no hay anotaciones.
Stornelli dijo ante consultas periodísticas que investiga la hipótesis de una “asociación ilícita”. En su fiscalía dejaron trascender por el auto de Centeno pasaron 160 millones de dólares. Todo indica que en la causa declaró una persona cercana al chofer a quien él le habría confiado sus cuadernos, y terminó sacando fotocopias. En la resolución de Bonadío que dispone detenciones e indagatorias se lee que una persona a quien se le reservó identidad entregó “copia de las anotaciones, fotografías y filmaciones efectuadas por Oscar Bernardo Centeno, todo lo cual da cuenta de la existencia de una organización delictiva conformada por funcionarios públicos quienes valiéndose de medios oficiales y comandados por quienes fueran titulares del Poder Ejecutivo y del Ministerio de Planificación Federal entre 2008 y 2015, procuraron la percepción de sumas de dinero ilegítimas, por parte de diversos particulares , muchos de ellos empresarios contratistas de la obra pública del Estado Nacional”. También habla de medidas probatorias que establecieron la verosimilitud del material, pero no especifica cuáles. Tampoco se señala nada sobre dónde fue a parar el dinero, por ejemplo. Pero el juez dice que “se han obtenido indicios” de que Baratta, como subsecretario de coordinación, Lazarte, Gómez, García Ramón, Llorens y Fagyas, “efectuaron cobranzas a distintos particulares, habiendo sido trasladados, en la mayoría de las oportunidades en vehículos conducidos por Centeno”. Luego entregaban los fondos al ex secretario de De Vido, José María Olazagasti, Larraburu, Abal Medina, el fallecido Muñoz, y de ellos pasaría a CFK, Néstor Kirchner y De Vido.
De allí se deriva la lista de indagatorias, que incluye también a Javier Fernández –integrante de la AGN–, el empresario Rudy Ulloa Igor, el industrial Juan Carlos Lascurain y Oyarbide, entre otros. Están citados desde el lunes 6.
¿Cómo empezó la investigación?
En enero pasado llegó a manos del periodista de LA NACION Diego Cabot una caja con documentos que daban cuenta de manera detallada de una trama de corrupción inconmensurable: cuadernos, un anotador, facturas de una marroquinería por compras de bolsos, fotos y videos. Allí se inició un análisis minucioso del material que iba a dejar en evidencia el recorrido de las coimas en bolsos llenos de millones de dólares durante el kirchnerismo.
Los documentos
El chofer del número dos del exministro Julio De Vido se encargó de tomar nota en sus cuadernos de todo lo que sucedía durante los trayectos. Se trata de Oscar Centeno, quien registró días, horarios, nombres, direcciones y montos que trasladaba en su Toyota Corolla en el que viajaba Roberto Baratta: más de US$ 50 millones de dólares pasaron por ese vehículo. Dejó así pruebas del camino de las coimas de empresas al Ministerio de Planificación. Según los documentos a los que accedió LA NACION, hay más de 30 domicilios desde donde se recogieron bolsos de dinero. Otras direcciones se utilizaban como “búnkers” o “refugios”.
La trama
La investigación descubrió la existencia de una estructura para recolectar el dinero en efectivo, en bolsos, de las oficinas de las distintas empresas a las cuales el Ministerio de Planificación les había otorgado obras públicas. Semanalmente, Baratta concurría a la quinta de Olivos para recibir instrucciones respecto a quién había que cobrarle. Todos los montos que se retiraban ya habían sido previamente acordados con De Vido o con Néstor Kirchner.
Los montos
De las anotaciones se desprende que cuando Néstor Kirchner vivía, hasta octubre de 2010, las cifras más altas eran entregadas a él en el quincho de Olivos. Todos los ingresos a la residencia detallados en los cuadernos están registrados en los asientos de visitas. Otros bolsos con menores montos eran entregados a Daniel Muñoz, el entonces secretario del ex presidente, en el domicilio privado del matrimonio Kirchner en la calle Juncal. La trama completa involucraría 160 millones de dólares.
El megaoperativo
La documentación fue llevada a la Justicia junto con un Excel con el chequeo de los datos. Luego de meses de investigación, que quedó a cargo del juez Claudio Bonadio, llegaron las primeras detenciones, la de Baratta y Centeno entre otras. Luego se inició una ola de arrestos de exfuncionarios kirchneristas y empresarios, además de múltiples operativos.
¿Cómo sigue la investigación?
Cristina Kirchner fue llamada a indagatoria para el 13 de agosto. También fueron citados De Vido, el exsecretario General de la Presidencia y exdirector de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) Oscar Parrilli, el exjefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina y José María Olazagasti, exsecretario privado de De Vido, entre otros
Fuente: La Nación/Página 12