Espectáculos
La cuarta luna del Festival de Cosquín en su edición número 60, se presentó como la más alejada del folklore tradicional argentino.
La grilla estuvo armada con una mixtura que involucró géneros musicales con intérpretes de gran reconocimiento popular. Entre quienes pisaron el Atahualpa Yupanqui, tal vez, el generador de los mayores cuestionamientos fue el rosarino Fito Páez.
Fito fue el encargado de la apertura musical, en una noche que su presencia resultó “innovadora”. El mundo cabe en una canción, porque Cosquín siempre estuvo cerca por eso viene a ofrecer su corazón”… con estas palabras apareció en el escenario Rodolfo “Fito” Páez Avalos. De la mano de Fabiana Cantilo, y ese aire de “nada es para siempre” los envolvió.
De saco claro y anteojos espejados que reflejaban las teclas de su piano abrió esta cuarta luna con una canción de Cuchi Leguizamón “Me voy quedando”. El viento despeinaba esta noche poco clásica para el folklore con su tema “Yo vengo a ofrecer mi corazón”.
Y como lo dice la letra de “D.L.G”, su tercer tema “y se abrirá todo el cielo y no será un día normal después de todo”. Fito se mostró cómodo ante un público que aplaudió como si fuera un recital exclusivo. Pero “El amor después del amor” ya con una voz auténticamente cordobesa como la presentó Fito a Flor Villagra hizo cantar a la Plaza Próspero Molina.
Luego fue el turno de “11 y 6”. “Todavía puedo cantar con la frente alta algunas canciones y ésta es una de ellas”, dijo antes de interpretar “Al lado del camino”.
Y ya para el cierre, después de 55 minutos de show, y solo con las luces de celulares como fondo para “Brillante sobre el mic”, “Ciudad de pobres corazones” y “A rodar mi vida” rockanrolearon los ponchos, pañuelos y los trajes criollos de esta noche mística de Cosquín.
Siguieron en esta noche de fusión entre el rock, el tango y el folklore, Los Tipitos, que por primera vez también subieron al escenario arrancando con la zamba “Mujer, niña y amiga”.
La banda marplatense, sobre el escenario coscoino, interpretaron “La Sanatera”, “Prendido a una guitarra”. Invitaron a tocar a Franco Luciani y así, toda la juventud se unió para que suene “Yo tengo tantos hermanos”, curiosamente en versión folclo-rock.
“Campanas en la noche” como para identificarlos en ese marco tan atípico donde las chacareras, zambas y huellas, sonaron extrañas. Una vez terminada su presentación, el público pidió un tema más y así fue como “Yo he visto cruces de palo”, chacarera en versión “tipificada”.
Fuente: La Nueva Mañana.