Este fin de semana, unos 30 jóvenes, de entre 17 y 22 años, que habían sido sancionados por asistir a fiestas clandestinas en el marco de las restricciones por la pandemia del coronavirus, comenzaron a realizar trabajo comunitario en la ciudad cordobesa de Río Tercero.
Según indicó el intendente de esa localidad, Marcos Ferrer, a los asistentes a los eventos ilegales se les aplica una multa de 40 mil pesos y a los organizadores de 200 mil. Sin embargo, los primeros pueden optar por realizar 15 horas de trabajo comunitario divididas en cinco días.
Los jóvenes sancionados realizan tareas de mantenimiento en espacios públicos, pintan cordones cunetas, colaboran en el servicio de salud, etc.