Córdoba.- Walter y Paola son de Villa María y pudieron adoptar a cinco hermanitos jujeños de 5 a 10 años de edad, quienes habían sido víctimas de violencia familiar por parte de sus padres biológicos. Aquí su historia de vida.
AUDIO: WALTER “COKI” MONTENEGRO.
Walter “Cocki” Montenegro y Paola Damiani querían ser padres pero el destino no los bendijo con la buena fortuna, pero no bajaron los brazos y se inscribieron en la base de datos para poder adoptar.
Fue así que accedieron a la convocatoria del Ministerio de Justicia de Jujuy, que buscaba personas interesadas en adoptar a cinco hermanos de 10, 9, 8, 7 y 5 años, niños que desde el 2013 fueron apartados de sus padres biológicos, quienes padecían alcoholismo y eran violentos con los pequeños.
Desde aquel momento, los cinco hermanitos fueron alojados en la “Casa del Niño” dependiente de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia; luego quedaron a cargo de su abuela, en 2015, pero la mujer falleció y los menores quedaron “institucionalizados” en el mismo Hogar, ingresando a la lista de adopciones en 2016, cuando fueron trasladados a “Hogar del Sol”.
Finalmente, en noviembre de 2017, tras la convocatoria del ministerio, Walter y Paola lograron acceder al beneficio de la adopción y en enero de este año, todo se fueron a vivir a la ciudad de “papá y mamá”: Villa María, en la provincia de Córdoba.
Paola hacía muchos años que estaba inscripta en el listado para acceder a la adopción, sabiendo que tendría que recurrir a tratamientos de fertilidad para poder ser mamá biológica.
Y el gran día llegó repleto de sonrisas e incertidumbres, “Coki” y “Pao”, de repente, inundados de palabras con als que siempre soñaron: “¡Papá!” y “¡Mamá!”.
Walter dijo a Más Radio que lo primero que pensó fue: “Ya somos los papás y ella – por Paola -se puso en modo mamá”, contó y reconoció que inmediatamente “activaron” para acondicionar su hogar: la compra de un auto para siete personas; implementación de un sistema de rejas en la casa; toar precauciones en la escalera; cambios de habitación; etc.
Paola trabaja en tribunales y Walter es comerciante, motivo por el cual sus horarios se modificaron y ajustaron a las demandas del nuevo grupo familiar “Surgieron un montón de responsabilidades: ‘cómo hago con la comida, el tema del colegio’”, dijo “Coki”.
“Vamos a una sala y entra la más grande, que tiene once, me da un beso medio atemorizada. Apoya la cabeza en el pecho de la mamá y se queda ahí. Al ratito llega la de nueve, con el pie hinchado, la había picado una hormiga. También se apachucha en la mamá”, dice “Coki”.
“Tres, cuatro minutos después, entraron tres terremotos, corriendo, abrieron la puerta corriendo: ‘¡Holaaa, holaaa!’ Y me dicen ‘¡Papá!’ y ahí se me viene todo el llanto”.
“De ahí nos fuimos al cole (…) Preguntaban: ‘¿Cuándo nos vamos a Córdoba?’”, dice Walter quien confiesa que le contaron que su hijo más pequeño, cuando estaba en los hogares, rezaba todas las noches para pedir por una familia y que no los separen.