El segundo y último día del festival Cosquín Rock 2025 se congregaron públicos de diversas edades y estilos. Es que este domingo 16 de febrero números como Los Piojos, Las Pelotas, Skay y Los Fakires compartieron jornada y escenarios con Nicky Nicole, Ca7triel & Paco Amoroso, La Delio Valdés y Luck Ra, entre otros artistas.
En una edición histórica, por el 25 aniversario, Santa María de Punilla, otra vez, se vistió de fiesta y rock. Esta vez, sin lluvias.
Los Piojos, el regreso más esperado
Tras siete shows agotados en el Estadio Único de La Plata durante el mes de diciembre, el regreso de Los Piojos es todo un hecho. Esta vez, en Córdoba, tras 16 años de ausencia, volvieron a pisar el escenario del Cosquín Rock.
Un eufórico Andrés “Ciro” Martínez con un sobretodo bordó y la estampa del 87 en la espalda, inició el repertorio con Arco y Te diría.
Como es sabido, el histórico Micky Rodríguez no fue parte del retorno de la banda. En su lugar, la única mujer, Luciana Valdés, conocida como Luli Bass, reconocida en el mundo de la música por su trabajo en Pappo’s Blues y con Juanse (Ratones Paranoicos), entre otros.
Sin pausa, los acordes de Yira Yira de Carlos Gardel, versión rocker impulsó el agite de las banderas que inundaban el frente del Escenario Sur. Acordes de armónica dieron lugar a Vine hasta aquí.
“Vamos a hacer un tema para todos los enamorados doloridos”, dijo el líder del (pausado) Ciro y Los Persas. Es el turno de Difícil.
A continuación, el público fue partícipe de una ardua votación: “Vamos a hacer una votación porque no nos pusimos de acuerdo qué tema tocar. Quienes voten en los dos temas serán expulsados”. Fantasma o Ruleta, las opciones. “Por un voto (por goleada) gana Ruleta”. Primer pogo presente.
Luli y Ciro se llevan todas las miradas, con coreo incluida, en Motumbo. Luz de marfil siguió la lista.
Uno de los momentos más emotivos se vivieron cuando se proyectó una edición de shows de la banda en su primera etapa (1988-2009) cerrando con un graffiti que reza “si no existe la memoria todo lo nuestro es suicida”, frase de Quemado, del disco Azul.
Con imágenes de Gustavo Kupinski, guitarrista de Los Piojos y de Las Pelotas que falleció en un accidente automovilístico el 4 de enero de 2011, sonaron los acordes de Sudestada, con la voz de Gustavo.
Cambio de look. Andrés dejó el sobretodo bordo por otro con diseño patchwork en tonos grises y plateados. Se desató el pogo con Llevatelo, sin parar el agite Desde lejos no se ve dijo presente. Ciro, maracas amarillas en mano.
Armónica otra vez. El coro de los asistentes, protagonista en Tan solo. No fue el único, de invitado llegó con su guitarra CA7RIEL.
Shup-Shup, del disco 3er arco dio continuidad al setlist. Con aplausos ensordecedores, se hizo presente en el escenario “el otro Catriel que todos conocemos”. Catriel Ciavarella, baterista de Divididos destrozó platillos, parches y baquetas en Genius.
¿Infaltables? Adivinen.
CA7RIEL & Paco Amoroso, el ritmo de la nueva generación
En modo cowboy hot con jeans y shorts customizados con cueros vacunos, gafas, vasos de ¿whisky? sobre una mesita de vidrio y el atardecer de lleno sobre sus rostros, CA7RIEL & Paco Amoroso abrieron su show en el Cosquín Rock con Dubai, Baby Gangsta y Mi diosa.
Sentados en banquetas, en la segunda jornada del Escenario Norte, continuaron con A mí no, Viuda negra, Mi deseo, Bad bitch y Cosas ricas.
El primer pedido al público: que los acompañen con la letra de Pirlo para dar lugar al pogo y al baile en La que puede, puede.
Mc Fly fue el poderoso puntapié con el que CA7RIEL comenzara, furiosamente, a recorrer el escenario. El turno de Paco llegó con Todo el día y siguió con Ouke.
Para destacar, como el momento más coreado y bailable, cuando sonó El Único.
En un breve parate, frases como “¡Como los extrañamos hijos de puta!” se escucharon de la boca de CA7RIEL, protagonista para dar el cálido adiós: “¡Chau hijos de puta!” con su dedo mayor en alto.
Las Pelotas, haciendo historia
“A nuestro show 25 (26, en realidad), se lo dedicamos a nuestro amigo Jorge Crespo” fue la frase de Germán Daffunchio en la apertura de Las Pelotas mientras decenas de banderas de Lugano, Mendoza, Zapala, Córdoba y otras, se agitaban en el inicio de anochecer del domingo.
“Yo pienso en Cosquín y me empieza a latir el corazón. A mí me genera muchísimo respeto el público, siempre, en cualquier situación. Los pibes de acá están todo el año juntando guita para no perderse el Cosquín”, había dicho Germán en una entrevista, semanas atrás.
La banda -con asistencia perfecta desde sus inicios, allá por el año 2000- ha brindado 26 shows en 25 años de festival. Un año tocó en ambas jornadas. Ocho de esos shows fueron con la presencia de Alejandro Sokol, fallecido en enero del 2009.
Tormenta en Júpiter y Ya no estás, fueron parte del comienzo del repertorio. Ya recorriendo el escenario, Dafuncchio y los presentes entonaron, cual himno, Víctimas del cielo, con la guitarra característica de Tomás Sussmann.
Como se curan las heridas, bandera argentina en los hombros y demostración de amor fraternal con la bajista Gabriela Martínez, suena Personalmente. Las estrofas de Ya lo sabes dieron continuidad al espectáculo en el Escenario Sur apostado en el predio de Santa Maria de Punilla.
Con la angelical voz del coro de Claudia “Kola” Canga, Será flotó en cada partícula del aire serrano. Luego, con una intro reggae, la banda anticipó una canción del próximo disco: Los dos.
Al ritmo de las cuerdas de Gaspar Dafuncchio (hijo de Germán), los vientos del trompetista Alejandro Gómez Ferrero, los teclados de Sebastián Schachtel y el coro de “Las Pelo, Las Pelotas” de los presentes, sonó Si supieras para continuar con Hawaii, con la participación de Gabriel Dahbar quien continuó con Veoyover.
El setlist siguió con Hasta el fondo del río. “El dinero de hoy / No te sirve, no importa, no lo verás / Solo me quedas vos”. Gabriel retomó el micrófono para vociferar Día feliz con un Bartolomé Mitre y un Manuel Belgrano en billetes de $2, $10 en la pantalla central.
Las banderas, más agitadas que nunca recibieron los acordes de Bombachitas rosas. El disfrute arriba y abajo del escenario es total. Comenzaba el principio del fin.
En tiempos teñidos de blanco rojo y azul, Germán y Gabriel entonaron Capitán América con el cierre de fuck you del trompetista Gómez Ferrero.
“Esperamos verlos el año que viene”, se despidió Dafuncchio, mientras estallaba Shine.
La banda, con 37 años de historia, un poco más si contamos su pasado en Sumo, está más vigente que nunca. Ellos lo saben, su público mucho más.
La Delio Valdez, brillos y ritmo
Cumbia, fiesta, baile, diversión, algunos de los calificativos que le caben a la orquesta de argentina La Delio Valdéz, presentes por cuarta vez en el festival más grande de Latinoamérica.
La banda, con brillos intensos, pisó el escenario a las 21 en punto. La cancioncita, el primer hit para romper el hielo, que siguió con el swing de Negra, ron y velas, en la voz del timbalero Pedro Gabriel Rodríguez.
El repertorio siguió de la mano de la sanguínea Ivonne Guzmán, voz líder desde el 2015, con De un tiempo a esta parte para continuar con Adiós Amor, canción en colaboración con Ke Personajes.
Black Rodríguez Méndez (voz y percusión), ramo de flores en mano que luego arrojó al público, entonó el clásico de Los Palmeras, Cumbia sobre el mar para seguir con Por ese palpitar, de Sandro.
El Campanero, de la banda Onda Sabanera, interpretada por Pedro Gabriel Rodríguez siguió el repertorio para volver darle pie a Ivonne, la colombiana radicada en Argentina, ex cantante de Bandana y Actitud María Marta. Sonó Inocente, con un fascinante despliegue de baile y escenario.
Amnesia total y todo el color y el ritmo de Joyita norteña, siguieron en el setlist.
Invocando al mandamás Carlos “La Mona” Jiménez, se escuchó: “Como dijo el poeta ¿Quien se ha tomado todo el vino?”. Comenzó la despedida, con arenga, “al ritmo de la cumbia”.
Con más de 15 músicos en escena, Ivonne y Black, juntos, se despidieron con El paso final.
Habrá que aguardar un año para poder volver a vivir la fiesta de una nueva edición del Cosquín Rock que, nuevamente, convocará a todas las generaciones, hambrientas de una panzada de shows en vivo, como se estila en el festival más importante de Sudamerica.