El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, impulsó este lunes la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, una de las prioridades de dicha nación durante la cumbre del G20 llevada a cabo en Río de Janeiro.
“Compete a los aquí presentes, a quienes están alrededor de esta mesa, la tarea impostergable de acabar con esta lacra que avergüenza a la humanidad”, dijo el mandatario brasileño durante la inauguración del encuentro de las principales economías del mundo.
“Hoy el mundo está peor. Tenemos el mayor número de conflictos armados desde la II Guerra Mundial y la mayor cantidad de desplazamientos forzados jamás registrada. Los fenómenos climáticos extremos muestran sus efectos devastadores en todos los cantos del planeta”, agregó.
Acto seguido, todos los países del G20 suscribieron la iniciativa. No obstante, Argentina, representada por su presidente Javier Milei, se adhirió posteriormente al acuerdo, según confirmó una fuente de la presidencia de Brasil a la agencia AFP.
La alianza también fue suscrita por 66 organizaciones internacionales, incluidas la Unión Europea y la Unión Africana.
¿En qué consiste la Alianza Mundial contra el Hambre?
El proyecto, una iniciativa personal del mandatario brasilero, tiene un objetivo: erradicar el hambre y la pobreza de aquí a 2030, así como reducir las desigualdades sociales.
Vale resaltar que, más allá del marco del G20, la Alianza Mundial contra el Hambre se propuso reunir a países de todo el mundo e instituciones internacionales para liberar recursos financieros o replicar iniciativas que funcionan a nivel local.
“Erradicar el hambre y la pobreza no es tan difícil, y el coste no es tan prohibitivo. La experiencia ha demostrado al mundo que funciona (…), es una cuestión de voluntad política”, dijo Wellington Dias, ministro de Desarrollo Social de Brasil, en una nota de prensa.
Las negociaciones llevan varios meses en marcha y ya se han asumido compromisos concretos.
El pasado viernes, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) anunció una contribución en financiamiento de hasta 25 000 millones de dólares para apoyar programas “destinados a acelerar los avances en la lucha contra el hambre y la pobreza entre 2025 y 2030”.
En concreto, la Alianza se propone atender a 500 millones de personas en naciones de baja y mediana renta con programas de transferencias de ingresos, ampliar la alimentación escolar de “alta calidad” a 150 millones de niños en naciones con pobreza infantil y hambre endémica, y ayudar a los pequeños agricultores.
La iniciativa “podría ser un punto de inflexión en la lucha contra el hambre y la pobreza extrema (…) pero debe ir más allá”, contemplando “urgentemente los devastadores impactos del cambio climático en los sistemas alimentarios del Sur global”, aseveró la ONG Oxfam en un comunicado.
El gobierno nigeriano, que ya cuenta con el mayor programa de comidas escolares de África, se ha comprometido a duplicar el número de beneficiarios, de 10 a 20 millones de niños, abasteciéndose de alimentos de pequeños agricultores locales.
Mientras tanto, Indonesia pondrá en marcha un nuevo programa de comidas escolares gratuitas en enero de 2025, con el objetivo de llegar a 78,3 millones de escolares en 2029.